No sabemos que va a pasar en el futuro, si vamos a terminar la carrera sin ningún inconveniente, si vamos a seguir juntándonos con los amigos de ahora, si nos mudaremos o si nuestras vidas darán un cambio radical. La posibilidad de que no terminemos los estudios universitarios siempre es grande, una simple decisión o acción puede cambiar nuestros planes de vida. Este tema es más para los que toman las decisiones financieras en el hogar, pero como estudiantes es bueno que estemos enterados y hasta podamos proponérselo a nuestros tutores.
Una vez escuché a alguien decir que los seguros están para no usarse, pero eso no quiere decir que sean inútiles, al contrario, ¿Qué pasa cuando nos roban el celular que tanto nos gustaba? Deseamos haber contratado un seguro ¿Y todas esas personas que lamentablemente pierden sus casas a causa de desastres naturales? Muchos comienzan a asegurar sus pertenencias después de incidente.
Lo mismo pasa con la universidad, según El Economista, el 85% de los padres de familia financia la educación de sus hijos con sus ingresos diarios, no con ahorros o seguros, y si le sumamos que muchos perdieron su empleo, ahí está la respuesta. El 56% de los padres mexicanos se endeudan para poder pagarle la universidad a sus hijos, la parte negativa es que si se quedan sin trabajo no podrán seguir pagando y los estudiantes tendrán que salirse, porque sorpresa, los bancos no se van a tocar el corazón, ellos solo van a cobrar.
El punto de los seguros educativos es que los padres puedan ahorrar durante la infancia y adolescencia de sus hijos para que cuando entren a la universidad no tengan dolores de cabeza por las finanzas. La CONDUSEF señala que el beneficio que se obtiene al contratar este tipo de pólizas es que si los tutores llegan a sufrir alguna incapacidad física permanente o en caso de fallecimiento, el beneficiario podrá continuar sus estudios, ya que el ahorro se encuentra garantizado.
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